NUESTRA HISTORIA
Nuestra institución ha cruzado y creado su propia síntesis en procesos de toda índole. Ha experimentado el éxito y la extrema dificultad, el sueño y la pesadilla, la riqueza y la pobreza y, todo ello, a la par de los eventos que han plasmado la identidad de la ciudad de Antofagasta.
Por más de 100 años los misioneros Claretianos han acompañado el caminar de muchas generaciones de niños y niñas que han completado nuestras aulas, hoy bajo la administración y organización de la Fundación Educacional Padre Mariano Avellana.
Los claretianos llegaron a Antofagasta como los ayudantes propios del pastor del Vicariato Apostólico por el año 1903 y fueron tres los caminos con los cuales los misioneros supieron conquistar el corazón de los mineros y a todo el pueblo de la pampa: Las misiones populares sacrificadas y constantes, la atención diaria y nocturna del enorme hospital al que llegaban todos los necesitados de salud y misericordia, y la creación de la escuela nocturna y luego diurna para niños de la ciudad.
De esta iniciativa de escuela nacida en 1911, surge el Colegio Corazón de María, que en sus inicios acuña el nombre Lord Cochrane, y se transformará en el primer colegio católico de Antofagasta. Debido al alto nivel de analfabetismo existente en la ciudad, la naciente y aún pobre escuelita sería definida como “un faro que ilumina la luz de su enseñanza”. En su primer año las instalaciones de la pequeña institución cobijaron una matrícula de 40 alumnos, número que rápidamente se fue incrementando.
En diciembre de 1912, tras haber impartido ya dos años de entusiasta colegiatura, un feroz incendio devoró casi por completo las dependencias tanto de la escuela como del templo del Corazón de María. Los humos del dramático incidente hicieron llorar a toda la población antofagastina. Sin embargo, el amor, empeño y celo apostólico de los misioneros, estudiantes, apoderados y amigos de aquella época hizo el milagro. Juntos lograron que el nefasto incidente no fuese más que una breve pesadilla. Desde las cenizas aún calientes se abrieron nuevamente las puertas, las tizas se levantaron con más ímpetu educador y los pizarrones ofrecieron la letra a los entusiastas niños antofagastinos. Desde aquel momento el Colegio comienza a llamarse Corazón de María.
En la década de los años 20, el colegio construye un internado a partir de las mentes visionarias respecto de la crisis económica, captando población flotante de Antofagasta. En 1928 es reconocido por el Estado. En los años posteriores el colegio se va ampliando paulatinamente y perfeccionando permanentemente en su labor, marcándose con un acento innovador. Continúa con su creciente matrícula y van surgiendo distintas actividades que complementan el quehacer educativo. En 1990 se suma más y mejor infraestructura, a la vez se integra a la Reforma Educacional comenzando con la Jornada escolar completa (JEC).
Hoy miramos con gran optimismo nuestro futuro. Hemos concretado un anhelado y trabajado sueño. Contar con enseñanza media, contando ya con varias generaciones de estudiantes de IV Medio egresados. Y en el recorrido de este proceso la consiga “Educar con la ternura y la claridad de su Corazón” nos permite unir las manos para seguir caminando en esta maravillosa tarea de educar bajo la mirada de Dios, de Jesús, de Claret y el Corazón de María.